Herederos de Poder

Herederos de Poder
Portada del relato

sábado, 23 de febrero de 2008

Capítulo 1

Agnus se encuentra al Prior mirando en la ventana, sabe que no está mirando nada en concreto, está perdido... como todos. Las señales de que el próximo heredero de Orcus despertará se presienten por doquier pero aún no saben quién será el elegido por las sombras. Esto podría incomodarle, pero lo que más le intranquiliza es que el ser de bien, heredero de los poderes de la luz y portador de la espada sagrada aún no se ha encontrado.

-¿Aún no hay noticias? –pregunta el prior con severidad.

-No, aún no hay nada. La espada siquiera ha resplandecido un poco.

-Esto va muy mal Agnus. Orcus no tardará en designar a su heredero y las sombras son rápidas para organizar ejércitos. Si no encontramos al heredero de Merlín no se despertarán los demás poderes de los demás elegidos y no habrá nadie con suficiente luz para evitar que se lleven la espada.

-¿Qué ocurriría si la espada sagrada cayera en manos de la oscuridad? –nunca se había dado tal cosa pero sabían que era posible.

-Si la espada sagrada cayera en manos del heredero de Orcus, ésta se destruiría poco a poco pero dándoles tiempo a poder encontrar al ser de bien y matarlo. Eso sería el fin del mundo tal y como lo conocemos. Si el heredero de la luz muere, no habría nadie que pudiera parar a las sombras.

Agnus se quedó horrorizado, tanto tiempo preparándose en la Orden y podía ser algo inservible si el ser de luz, el heredero del bien no se mostraba. La única forma que había para saberlo era la espada sagrada, cuando el heredero mostrara su primer signo de poder, la espada resplandecería lanzando una señal para encontrarlo y él, Agnus el Vampiro, era el encargado para traerlo a la Orden. Se miró en las aguas de la copa eterna, fuente de vida y energía bendita, el único espejo que le devolvía su imagen y se observó. Vio un hombre de aspecto joven, aunque tuviera ciento cuarenta y tres años, pelo moreno, algo largo y ojos claros. El porte era regio, distinguido y sobre todo reflejaba paz, algo raro en su raza. Casi todos los vampiros se habían pasado al lado oscuro, a las sombras, algo muy normal en una raza que normalmente mataba para beber su sangre pero unos pocos, los menos, se quedaron en la Orden y desde que el tiempo era tiempo habían sido los encargados de velar por el Ser de Luz. Por eso ahora se sentía mal, se echaba las culpas de no haber podido leer los símbolos, de no ver las señales y por ello el Heredero aún no había aparecido.

-Deja de torturarte Agnus –dijo el Prior mirándolo- yo tengo más edad que tú y tampoco he visto ninguna señal. No es tu culpa mi querido amigo.

El Prior era un hombre de aspecto anciano, pelo blanco aunque pocas marcas de la edad, para sus doscientos años aún conservaba la energía y vida necesaria para enfrentarse en cualquier batalla. Nadie sabía exactamente su nombre, siempre le había llamado Prior y era uno de los hechiceros más grandes de la historia del mundo, su magia casi igualaba al gran Merlín.

-¡Rápido! ¡La espada centellea! –dijo una pequeña hada rápidamente.

Los dos fueron raudos hacia la sala donde estaba la espada sagrada donde todo el mundo ya esperaba.

-¿Pero qué...? –preguntó Agnus al verla.

La espada giraba sobre su eje a una velocidad vertiginosa brillando más que el día. El Prior se intentó acercar a la espada sagrada pero una gran fuerza lo lanzó lejos. Agnus lo recogió del suelo.

-¿Qué ha pasado Prior? –Agnus miraba la espada sin recibir información de ella.

-No lo sé –era la primera vez que Agnus veía al Prior desconcertado –nunca ha reaccionado así.

De pronto la espada cayó volviendo a su estado anterior, como si no hubiera pasado nada. Uno de los jóvenes licántropos se acercó pero la fuerza de la espada lo volvió a rechazar. Nadie sabía que pasaba, no había explicación pero entonces fue cuando un joven entró y dijo lo que más habían temido.

-El heredero de las sombras ya ha sido elegido.

1 comentario:

Laura dijo...

uyuyuy el heredero de la sombras ya ha sido elegido y nosotros sin encontrar al heredero de la luz... Madreeee. Oye, el Agnus este me recuerda a alguien. A nuestro H.J. que tu convertiste en Z.A. jajajaja
Nena, el heredero de los wenos va a aparecer, ¿no?
Sigo leyendo...